Las goggles del señor Aguín

Hoy en día se diría que todo el mundo necesita unas goggles, incluso para tomar el té en el salón con las visitas. Esta moda de nuestro tiempo, sin duda inspirada por la admiración que suscitan científicos y exploradores en la sociedad moderna, no debe hacernos olvidar cual era y sigue siendo su función principal: Proteger los ojos de quien las lleva ya sea del viento del desierto cargado de arena, del fulgor cegador de la fragua o de los corrosivos productos químicos de la mesa de laboratorio.

En el Gabinete nos tomamos muy en serio las medidas de seguridad, no hay nada más importante para nosotros que la salud de nuestros becarios mal pagados investigadores cualificados. Por ello el uso de goggles es obligatorio en nuestras instalaciones en todo momento.

En su día me propuse fabricar mis propias goggles. ¡No iba a dejar la salud y protección de mis ojos a cualquier producto comercial! Fue un trabajo largo y frustrante, desde la fase de diseño hasta el final, pero a la vez muy satisfactorio. Estas son mis goggles personales (e intransferibles):






Como puede apreciarse, las goggles poseen un refuerzo que protege los ojos lateramente, con unas pequeñas aperturas de aireación. Este elemento no solo protege de posibles partículas corrosivas, sino que refuerza el esfenoides en caso de un golpe físico. Las goggles incluyen un cristal oscuro para una mayor protección contra la luz fuerte, pero puede ser reemplazado con facilidad por cristales con otras propiedades. El muelle que une ambas lentes sobre el puente de la nariz, junto con las correas flexibles que las aseguran a la parte trasera de la cabeza, hacen que se ajusten perfectamente a la forma de la cara. Como contrapartida, al estar hechas a medida, no puede usarlas cualquiera. Cosa que no me preocupa, ya que son mías y pobre del becario que me las coja.





Mientras pensaba como iba a fabricarme unas buenas goggles, buscaba por todas partes un elemento circular de latón que me pudiese servir de base e inspiración. Quería algo que no requiriese de demasiado trabajo de modificación posteriór, ya que ponerse a agujerear, limar y recortar metal suele ser una tarea dura y en muchas ocasiones frustrante si no se dispone de las herramientas adecuadas. Finalmente me fijé en los emebllecedores de los pomos de puerta redondos. Me pasé por varias ferreterías preguntando por ellos y buscando el modelo adecuado. Casi me doy por vencido antes de encontrar algo util. El modelo que me convenció finalmente poseía dos partes, la que se atornillaba a la puerta y el ebellecedor en sí, que se enroscaba sobre la primera parte. En cuanto los enrosqué al reves me di cuenta que tenía la base de mis goggles:



Las "protecciones laterales" son una sola pieza de latón de un mueble viejo, cortada al medio para fabricar dos piezas simetricas. Los cristales de sol redondos son de unas gafas de sol de los 80 que encontré en una tienda por un par de euros. Tuve que limarlas con paciencia para que entraran en el sitio que les correspondía. La union sobre el puente de la nariz me dio bastantes problemas, pero finalmente la hice con un cordon de cuero (puede verse en la siguiente imagen) disimulado con un muelle de latón.



Finalmente, las correas las hice con una goma "de zapatero" (no pregunteis, no se muchó más de ese material, simplemente me lo encontré por casualidad) unida a las protecciones laterales de latón por un sencillo enganche de cuero remachado:

Excelente trabajo, señor Aguín, y algunos de sus detalles técnicos me serán muy útiles cuando me ponga otra vez con mis abandonadísimas goggles, ya que muchas veces ando algo escasa de imaginación a la hora de escoger materiales o de cómo crear ciertas partes.

Una goggles magnificas señor Aguín y hechas desde cero. El tema de las goggles es una de mis asignaturas pendientes (una de tantas ). Tengo goggles de aviador pero compradas. Pero yo como usted quiero hacerme unas a medida. Ya que son más personales. Y sin duda su tutorial me ha dado muchas ideas.

Estupendas, estupendisimas.

Un gran trabajo y muy distinguidas , si señor, como siempre.

Genial.
Pero solo le veo una posible pega. A los unicejos, como yo, quizá no les acaigan demasiado bien...