Crónica de un desfalco
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Mr William Darkgates
Lady Áyden
Leo LeBeau
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Crónica de un desfalco
Éste es el primer fragmento de un proyecto que traigo entre manos. Se trata de una novela por entregas que pretendo, de aquí a uno o dos años, como mucho, tener preparada para presentar a algún tipo de periódico, ya que creo que es algo que debería mantenerse vigente, si hace cien años sostenían en gran parte a las publicaciones, ¿porqué no ahora? En fin, espero que les guste.
Crónica de un desfalco
Capítulo 1: De cómo para Leo todo tiene un porqué
- ¿Listos? – preguntó Leo -. ¿Tenéis claro lo que tiene que hacer cada uno?
- Yo sí, ahora pregúntale al medio cerebro éste – dijo la joven Anna mientras terminaba de adecentarse.
- Yo siempre estoy listo – comentó Nico con un alegre acento italiano.
- ¿Y piensas presentarte así? – la cara de Nico no entendía a qué se refería Leo -. ¿A cara descubierta?
- Sí, ¿porqué? No me van a reconocer nunca.
- No, pero sabrán que eres alto, que eres rubio, que eres delgado... – la voz de Leo adquirió un tono recriminatorio -. No sé, entrégales todos tus datos, si te parece bien, claro. Ponte un sombrero, anda, y hazte algo en el pelo. En cuanto tengas la cartera – le dijo a Anna -, ven a buscarme, y en cuanto se suban al coche...
- ¡Que sí! – Nico comenzaba a cansarse -. Al hotel Strand, en Picadilly, a nombre de René Nodier.
Leo y Anna se miraron de manera tensa, todo debía salir a la perfección.
- Rémy, Nico, se llama Rémy – corrigió la joven mientras Nico suspiraba.
- Si tenéis cualquier problema, acudid a Elmyr.
- ¿Dónde está? – Nico continuaba cortando un melocotón con una navaja.
- Elmyr está preparado y esperando a que nosotros hagamos nuestra parte, y se nos hace tarde, así que vámonos. Chicos – dijo Leo mirándoles a los ojos justo antes de que abandonaran la habitación -, tened mucho cuidado.
Unos pocos minutos después, mientras yo esperaba en la puerta del National Bank a que Leo actuara, Anna lo hacía en la entrada del Strand, y Nico conducía un coche de caballos por la zona, Rémy Nodier estaba a punto de salir del hotel para dirigirse hacia donde yo estaba. Justo al salir, Anna ya le había robado la cartera, tenía las manos bastante rápidas, podría decirse, y Nico había comenzado a liarle con la labia que en él destacaba. Para cuando quise darme cuenta, Leo ya había recogido la cartera de Nodier, se había aprendido los datos y había entrado por la puerta del banco.
- Buenos días, ¿el señor Collet? – preguntó al secretario del director.
- De parte de...
- Rémy Nodier – completó la frase de manera afirmativa.
- Ah, sí, le estábamos esperando, por aquí – le guió aquel hombre menudo -. Señor Collet, Rémy Nodier – les presentó de manera rápida.
- Rémy Nodier, un placer conocerle – dijo tendiéndole la mano -. ¿Ha llegado bien?
- Sí, bueno... Todo lo bien que se puede llegar en esta ciudad de locos. Espero no haberlo hecho demasiado pronto – dijo en un convincente tono mientras se sentaba, al fin y al cabo todavía conservaba el acento francés.
- No, es perfecto – asintió el director antes de hacerle un pequeño ofrecimiento -. ¿Le gustaría tomar un té o un café?
- Se lo agradezco, pero no. Me gustaría que atendiéramos mi asunto lo antes posible.
- Pues vamos allá. Lo primero que quería decirle, señor Nodier, es que sentimos mucho que haya decidido concluir su acuerdo con nuestra entidad y que…
- Señor Collet – cortó Leo -, me ofrezca lo que me ofrezca su entidad, no voy a cambiar de opinión, así que ¿porqué no dejamos de perder el tiempo los dos?
- Claro, pero entienda que mi obligación es...
- La clave de mi caja de seguridad es 62442-HBP – recitó tocándose la frente con aires inquietos.
- Pues... Perfecto, una comprobación de rutina y ya está – dijo el señor Collet levantándose de su silla -. ¿Se va a marchar andando o prefiere que le vayamos buscando transporte?
En ese momento decidí entrar en el banco, me dispuse delante del escritorio del secretario de Mark Wilks Collet y apoyé mi mano sobre él mirándole a los ojos.
- Señor, inspector Athelney Jones de Scotland Yard – me identifiqué -. ¿Ha visto usted entrar a este hombre en el banco? – dije enseñándole un retrato bastante acertado de Leo.
- Sí, está en el despacho del director – su voz se había vuelto temblorosa, no parecía estar acostumbrado a ver ciertas autoridades.
- Muy bien, ahora escúcheme – le señalé con el dedo – y mantenga la calma. Es un estafador muy peligroso al que llevamos siguiendo la pista desde hace meses, necesitamos que nos ayuden.
Terminé de explicarle lo sucedido de manera rápida y se dirigió al interior de la oficina del director para contárselo.
- Ya... Pero es que esto no lo puedo solucionar yo desde aquí – escuché desde la puerta cuando el secretario termino de relatar lo sucedido -, lo mejor será que avises tú a seguridad, ¿vale? Lo dejo en tus manos.
- ¿Algún problema? – preguntó Leo todavía sentado en la silla.
- No, no, nada – respondió Collet.
- ¿No le habrá ocurrido algo a mis sellos?
- No, los protocolos de las cajas de seguridad, que son nuevos y a veces nos dan algún que otro problema, pero sólo se retrasará unos minutos. Si me disculpa, señor Nodier, van a ser sólo unos segundos, usted no se preocupe – se excusó para salir de la habitación.
- ¿Porqué tendría que preocuparme? – continuó preguntando Leo.
- Por nada, claro – intentó arreglar el director del banco.
- Está solo, pueden entrar a detenerle – me replicó alterado.
- Un momento, no podemos hacerlo aquí – traté de explicarle.
- ¿Cómo que “no podemos”? Ustedes tienen que detenerle, para eso está Scotland Yard.
- Mire, señor Collet – intenté tranquilizarle -, si lo detenemos ahora sólo podremos acusarle de usurpación de estado civil, y aunque quisiéramos procesarlo por intento de robo, no serviría de nada porque los abogados lo sacarían a la calle de inmediato.
- ¿Y qué se supone que tengo que hacer yo?
- Entréguele los sellos, como si no pasara nada y déjele irse. Yo estaré allí – señalé justo en frente de la puerta -. Una vez fuera del banco, cuando se sienta a salvo, le detenemos. Es un tipo peligroso, puede que vaya armado y no queremos que haya heridos.
- ¿Usted cómo sabe que viene a por unos sellos? – el director del banco parecía no fiarse de nadie en aquel momento.
- Igual que sé que usted se llama Mark Wilks Collet, estuvo casado con Susan Gertrude Eyre hasta su defunción y tuvo una hija, la pequeña Lina Susan Penelope Collet, aunque no tan pequeña, se casó hace ya un tiempo. También sé que fue nombrado gobernador del banco hace un año y baronet hace cosa de un mes. Y, por cierto, además tiene pendientes, entre otras cosas, unas cuantas multas... Y no todas son por haber bebido un par de copas – recité de memoria, eran muchas las ocasiones en las que había tenido que dar más explicaciones de las que debería.
- Ya... Lidderdale – le dijo a su secretario -, ve a buscar los sellos del señor Nodier.
- Sí, y usted traiga los expedientes de ingreso ya de paso – le pedí -, así me facilitarán el papeleo en la oficina.
Me invitó a acompañarle a una serie de cámaras cobrizas, y nos detuvimos ante la 713. Introdujo una serie de cinco dígitos y tres letras en un juego de ruletas, supongo que la tecnología de las cámaras acorazadas sería incomprensible para alguien como yo. Apenas había pasado un minuto cuando regresábamos con Collet, Lidderdale le mostró los sellos y yo asentí con la cabeza, cuanto antes acabara con aquello, mejor. Inmediatamente se metió al despacho del director mientras yo me dirigía a la salida para coger a Leo.
- Aquí los tiene. ¿Todo bien? – preguntó Collet algo nervioso.
- Perfecto – asintió Leo mirando los sellos que tanto tiempo llevaba esperando.
- Pues si no necesita nada más de nosotros... Si me disculpa, tengo una reunión bastante importante.
Leo se despidió, guardó la caja con los sellos en un maletín y se dirigió a la salida. A tan sólo unos pasos de él estaba yo. Me acerqué rápidamente por su espalda y le sujeté firmemente del brazo.
- Queda usted detenido – le dije mirando hacia el banco donde me observaban Collet y Lidderdale en busca de un asentimiento que rápidamente les di.
- ¿Tienes los expedientes? – me preguntó Leo.
- Yo ya no estoy para estos trotes – le dije enseñándole la placa mientras caminaba calle abajo con su brazo todavía cogido.
Miré hacia atrás para asegurarme de que nadie nos seguía antes de soltarle.
- Pues yo te veo muy bien, Elmyr – rió durante unos segundos mientras sacaba el reloj de bolsillo -. Bueno, no está mal, tres minutos sobre la hora prevista, todavía llegamos a almorzar a casa
Crónica de un desfalco
Capítulo 1: De cómo para Leo todo tiene un porqué
- ¿Listos? – preguntó Leo -. ¿Tenéis claro lo que tiene que hacer cada uno?
- Yo sí, ahora pregúntale al medio cerebro éste – dijo la joven Anna mientras terminaba de adecentarse.
- Yo siempre estoy listo – comentó Nico con un alegre acento italiano.
- ¿Y piensas presentarte así? – la cara de Nico no entendía a qué se refería Leo -. ¿A cara descubierta?
- Sí, ¿porqué? No me van a reconocer nunca.
- No, pero sabrán que eres alto, que eres rubio, que eres delgado... – la voz de Leo adquirió un tono recriminatorio -. No sé, entrégales todos tus datos, si te parece bien, claro. Ponte un sombrero, anda, y hazte algo en el pelo. En cuanto tengas la cartera – le dijo a Anna -, ven a buscarme, y en cuanto se suban al coche...
- ¡Que sí! – Nico comenzaba a cansarse -. Al hotel Strand, en Picadilly, a nombre de René Nodier.
Leo y Anna se miraron de manera tensa, todo debía salir a la perfección.
- Rémy, Nico, se llama Rémy – corrigió la joven mientras Nico suspiraba.
- Si tenéis cualquier problema, acudid a Elmyr.
- ¿Dónde está? – Nico continuaba cortando un melocotón con una navaja.
- Elmyr está preparado y esperando a que nosotros hagamos nuestra parte, y se nos hace tarde, así que vámonos. Chicos – dijo Leo mirándoles a los ojos justo antes de que abandonaran la habitación -, tened mucho cuidado.
Unos pocos minutos después, mientras yo esperaba en la puerta del National Bank a que Leo actuara, Anna lo hacía en la entrada del Strand, y Nico conducía un coche de caballos por la zona, Rémy Nodier estaba a punto de salir del hotel para dirigirse hacia donde yo estaba. Justo al salir, Anna ya le había robado la cartera, tenía las manos bastante rápidas, podría decirse, y Nico había comenzado a liarle con la labia que en él destacaba. Para cuando quise darme cuenta, Leo ya había recogido la cartera de Nodier, se había aprendido los datos y había entrado por la puerta del banco.
- Buenos días, ¿el señor Collet? – preguntó al secretario del director.
- De parte de...
- Rémy Nodier – completó la frase de manera afirmativa.
- Ah, sí, le estábamos esperando, por aquí – le guió aquel hombre menudo -. Señor Collet, Rémy Nodier – les presentó de manera rápida.
- Rémy Nodier, un placer conocerle – dijo tendiéndole la mano -. ¿Ha llegado bien?
- Sí, bueno... Todo lo bien que se puede llegar en esta ciudad de locos. Espero no haberlo hecho demasiado pronto – dijo en un convincente tono mientras se sentaba, al fin y al cabo todavía conservaba el acento francés.
- No, es perfecto – asintió el director antes de hacerle un pequeño ofrecimiento -. ¿Le gustaría tomar un té o un café?
- Se lo agradezco, pero no. Me gustaría que atendiéramos mi asunto lo antes posible.
- Pues vamos allá. Lo primero que quería decirle, señor Nodier, es que sentimos mucho que haya decidido concluir su acuerdo con nuestra entidad y que…
- Señor Collet – cortó Leo -, me ofrezca lo que me ofrezca su entidad, no voy a cambiar de opinión, así que ¿porqué no dejamos de perder el tiempo los dos?
- Claro, pero entienda que mi obligación es...
- La clave de mi caja de seguridad es 62442-HBP – recitó tocándose la frente con aires inquietos.
- Pues... Perfecto, una comprobación de rutina y ya está – dijo el señor Collet levantándose de su silla -. ¿Se va a marchar andando o prefiere que le vayamos buscando transporte?
En ese momento decidí entrar en el banco, me dispuse delante del escritorio del secretario de Mark Wilks Collet y apoyé mi mano sobre él mirándole a los ojos.
- Señor, inspector Athelney Jones de Scotland Yard – me identifiqué -. ¿Ha visto usted entrar a este hombre en el banco? – dije enseñándole un retrato bastante acertado de Leo.
- Sí, está en el despacho del director – su voz se había vuelto temblorosa, no parecía estar acostumbrado a ver ciertas autoridades.
- Muy bien, ahora escúcheme – le señalé con el dedo – y mantenga la calma. Es un estafador muy peligroso al que llevamos siguiendo la pista desde hace meses, necesitamos que nos ayuden.
Terminé de explicarle lo sucedido de manera rápida y se dirigió al interior de la oficina del director para contárselo.
- Ya... Pero es que esto no lo puedo solucionar yo desde aquí – escuché desde la puerta cuando el secretario termino de relatar lo sucedido -, lo mejor será que avises tú a seguridad, ¿vale? Lo dejo en tus manos.
- ¿Algún problema? – preguntó Leo todavía sentado en la silla.
- No, no, nada – respondió Collet.
- ¿No le habrá ocurrido algo a mis sellos?
- No, los protocolos de las cajas de seguridad, que son nuevos y a veces nos dan algún que otro problema, pero sólo se retrasará unos minutos. Si me disculpa, señor Nodier, van a ser sólo unos segundos, usted no se preocupe – se excusó para salir de la habitación.
- ¿Porqué tendría que preocuparme? – continuó preguntando Leo.
- Por nada, claro – intentó arreglar el director del banco.
- Está solo, pueden entrar a detenerle – me replicó alterado.
- Un momento, no podemos hacerlo aquí – traté de explicarle.
- ¿Cómo que “no podemos”? Ustedes tienen que detenerle, para eso está Scotland Yard.
- Mire, señor Collet – intenté tranquilizarle -, si lo detenemos ahora sólo podremos acusarle de usurpación de estado civil, y aunque quisiéramos procesarlo por intento de robo, no serviría de nada porque los abogados lo sacarían a la calle de inmediato.
- ¿Y qué se supone que tengo que hacer yo?
- Entréguele los sellos, como si no pasara nada y déjele irse. Yo estaré allí – señalé justo en frente de la puerta -. Una vez fuera del banco, cuando se sienta a salvo, le detenemos. Es un tipo peligroso, puede que vaya armado y no queremos que haya heridos.
- ¿Usted cómo sabe que viene a por unos sellos? – el director del banco parecía no fiarse de nadie en aquel momento.
- Igual que sé que usted se llama Mark Wilks Collet, estuvo casado con Susan Gertrude Eyre hasta su defunción y tuvo una hija, la pequeña Lina Susan Penelope Collet, aunque no tan pequeña, se casó hace ya un tiempo. También sé que fue nombrado gobernador del banco hace un año y baronet hace cosa de un mes. Y, por cierto, además tiene pendientes, entre otras cosas, unas cuantas multas... Y no todas son por haber bebido un par de copas – recité de memoria, eran muchas las ocasiones en las que había tenido que dar más explicaciones de las que debería.
- Ya... Lidderdale – le dijo a su secretario -, ve a buscar los sellos del señor Nodier.
- Sí, y usted traiga los expedientes de ingreso ya de paso – le pedí -, así me facilitarán el papeleo en la oficina.
Me invitó a acompañarle a una serie de cámaras cobrizas, y nos detuvimos ante la 713. Introdujo una serie de cinco dígitos y tres letras en un juego de ruletas, supongo que la tecnología de las cámaras acorazadas sería incomprensible para alguien como yo. Apenas había pasado un minuto cuando regresábamos con Collet, Lidderdale le mostró los sellos y yo asentí con la cabeza, cuanto antes acabara con aquello, mejor. Inmediatamente se metió al despacho del director mientras yo me dirigía a la salida para coger a Leo.
- Aquí los tiene. ¿Todo bien? – preguntó Collet algo nervioso.
- Perfecto – asintió Leo mirando los sellos que tanto tiempo llevaba esperando.
- Pues si no necesita nada más de nosotros... Si me disculpa, tengo una reunión bastante importante.
Leo se despidió, guardó la caja con los sellos en un maletín y se dirigió a la salida. A tan sólo unos pasos de él estaba yo. Me acerqué rápidamente por su espalda y le sujeté firmemente del brazo.
- Queda usted detenido – le dije mirando hacia el banco donde me observaban Collet y Lidderdale en busca de un asentimiento que rápidamente les di.
- ¿Tienes los expedientes? – me preguntó Leo.
- Yo ya no estoy para estos trotes – le dije enseñándole la placa mientras caminaba calle abajo con su brazo todavía cogido.
Miré hacia atrás para asegurarme de que nadie nos seguía antes de soltarle.
- Pues yo te veo muy bien, Elmyr – rió durante unos segundos mientras sacaba el reloj de bolsillo -. Bueno, no está mal, tres minutos sobre la hora prevista, todavía llegamos a almorzar a casa
Re: Crónica de un desfalco
Jajajaja, tiene su humor este francés. Es divertido y ágil, bien escrito. Me recordaba a los folletines por entregas que Collins, Dumas o Dickens escribieron en la Inglaterra victoriana y con los que, efectivamente (como habeis puesto de manifiesto al principio), obligaban a que los suscriptores del periódico estuvieran semanalmente adquiriendo los diarios para continuar leyendo los capítulos.
Espero que nos deis pronto una segunda entrega pues ¿qué pasará con esos sellos?...
Espero que nos deis pronto una segunda entrega pues ¿qué pasará con esos sellos?...
Lady Áyden- Artesano de juguetes
- Cantidad de envíos : 106
Fecha de inscripción : 03/05/2011
Localización : Entre la fantasía y el sueño
Re: Crónica de un desfalco
Lady Áyden escribió:Jajajaja, tiene su humor este francés. Es divertido y ágil, bien escrito. Me recordaba a los folletines por entregas que Collins, Dumas o Dickens escribieron en la Inglaterra victoriana y con los que, efectivamente (como habeis puesto de manifiesto al principio), obligaban a que los suscriptores del periódico estuvieran semanalmente adquiriendo los diarios para continuar leyendo los capítulos.
Ésa era la idea, me alegra que le haya recordado a dichos folletines, eso significa que voy por buen camino
Re: Crónica de un desfalco
Realmente una historia interesante, aunque en algunos puntos es un poco confusa, especialmente cuando sale el policia. Pero a mi me encantan las historias que inician con dialogos antes que narraciones. A ver como les va con las demás.
Re: Crónica de un desfalco
Por un lado me gustaría decirle que es justo lo que pretendía, ya que al tratarse de un grupo de ladrones de guante blanco y ser la presentación en la que falta un personaje que es justo el que le da un pequeño giro argumental final, pretendo generar un poco de caos, aunque tampoco sé hasta qué punto genera desconcierto porque, al fin y al cabo, soy el escritor, así que para mí no tiene ningún misterio de todo lo que pasa... Además es mi primer trabajo de este tipo (me refiero a novela por entregas), así que espero ir mejorandoMr William Darkgates escribió:Realmente una historia interesante, aunque en algunos puntos es un poco confusa, especialmente cuando sale el policia. Pero a mi me encantan las historias que inician con dialogos antes que narraciones. A ver como les va con las demás.
Re: Crónica de un desfalco
Me ha enganchado usted con su prosa, señor LeBeau. Espero que pueda usted tener terminada la siguiente entrega de este entretenido folletin para la hora del té de mañana. Me gusta leer algo mientras disfruto de un buen té.
Sr. Aguin- Piloto ciego
- Cantidad de envíos : 508
Fecha de inscripción : 08/05/2011
Re: Crónica de un desfalco
Sr. Aguin escribió:Me ha enganchado usted con su prosa, señor LeBeau. Espero que pueda usted tener terminada la siguiente entrega de este entretenido folletin para la hora del té de mañana. Me gusta leer algo mientras disfruto de un buen té.
Vaya, veo que ha gustado... Como le comentaba ayer a la señorita Áyden, este trabajo pretende ser una de las viejas novelas por entregas, es un proyecto que intentaré presentar a algún periódico cuando esté más avanzado y pueda ponerme de acuerdo con mi compañero de andanzas e ilustrador. No obstante, tengo algunos relatos breves que puede que vaya colgando, ya que no tienen ninguna pretensión más allá de desfogarme un poco con la prosa, y así me dan sus opiniones
Re: Crónica de un desfalco
Me encanta. Compartimos ciertos gustos en la escritura. Será un placer leer sus relatos cortos pues esa es mi zona de confort. He de confesar que más allá de la decena de páginas las historias que tejo acaban por hastiarme y ejecuto la trama de un guillotinazo. Tal vez les haga partícipe de alguno de ellos, cuando me acerque a la estética apropiada para el foro.
Minina de Cheshire- Artesano de juguetes
- Cantidad de envíos : 102
Fecha de inscripción : 09/05/2011
Re: Crónica de un desfalco
Curioso el nombre del protagonista, un timador... ¿A que me suena?
Sir Omim Pierrot- Aprendiz de cobre
- Cantidad de envíos : 15
Fecha de inscripción : 08/05/2011
Localización : En cualquier lugar donde mis servicios sean requeridos.
Re: Crónica de un desfalco
Por un lado me gustaría decirle que es justo lo que pretendía, ya que al tratarse de un grupo de ladrones de guante blanco y ser la presentación en la que falta un personaje que es justo el que le da un pequeño giro argumental final, pretendo generar un poco de caos, aunque tampoco sé hasta qué punto genera desconcierto porque, al fin y al cabo, soy el escritor, así que para mí no tiene ningún misterio de todo lo que pasa... Además es mi primer trabajo de este tipo (me refiero a novela por entregas), así que espero ir mejorando Wink
Entonces debo comentarle que lo has logrado, aunque fue un tanto brusco el salto realmente. Bien, esperaré a leer los otros
Re: Crónica de un desfalco
Ah, señorita de Cheshire... No sabe cómo espero que llegue el momento para poder leer algo de su puño y letra. Seguro que a más de uno le agradará cómo escribe, y, si no, siempre se pueden hacer críticas constructivas. La técnica del gatillonazo que dice usted nunca es la mejor, siempre se puede entresacar algo, una conversación, una descripción... Creo que intentaré subir un ejemplo que ilustra un intento de inicio de novela sobre Sherlock Holmes, la cual terminé por desechar, pero de la cual conservo prácticamente todo lo que escribí por un "por si acaso". "Por si acaso" que ha terminado por convertirse en parte de un proyecto de novela policíaca que tenía abandonado desde hace un año o así, pero proyecto en el que llevaba trabajando tres. ¿Ve a lo que me refiero? Siento la chapaMinina de Cheshire escribió:Me encanta. Compartimos ciertos gustos en la escritura. Será un placer leer sus relatos cortos pues esa es mi zona de confort. He de confesar que más allá de la decena de páginas las historias que tejo acaban por hastiarme y ejecuto la trama de un guillotinazo. Tal vez les haga partícipe de alguno de ellos, cuando me acerque a la estética apropiada para el foro.
Señor Pierrot, ya le dije que el apellido no estaba escogido al azar
Re: Crónica de un desfalco
Estoy intentando ponerme al día con los relatos publicados desde el inicio de la página y que aún no había tenido oportunidad de leer. El suyo me parece muy interesante aunque, precisamente porque produce ese hormigueo de todos los relatos de robo de guante blanco, me hubiera gustado que hubiese sido más largo y más descriptivo. No obstante me ha encantado leerlo.
Adelante. Mucho ánimo.
Adelante. Mucho ánimo.
Janacek Jadehierro- Artesano de juguetes
- Cantidad de envíos : 111
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Edad : 55
Localización : Realidad alternativa 9, Chapinería, Madrid
Re: Crónica de un desfalco
Janacek Jadehierro escribió:Estoy intentando ponerme al día con los relatos publicados desde el inicio de la página y que aún no había tenido oportunidad de leer. El suyo me parece muy interesante aunque, precisamente porque produce ese hormigueo de todos los relatos de robo de guante blanco, me hubiera gustado que hubiese sido más largo y más descriptivo. No obstante me ha encantado leerlo.
Adelante. Mucho ánimo.
Bueno, la verdad es que la idea inicial era componer una novela entera a base de capítulos de una extensión similar a ésta, entremezclando situaciones personales anteriores de LeBeau (ya que se trataba de un inmigrante francés en Inglaterra) con el panorama delictivo que se encuentra en Londres, con toques románticos, humorosos, de acción, intriga... Pero al final decidí integrarlo en un proyecto de mayor envergadura, aunque deja de lado el ambiente del s. XIX, sin terminar de abandonarlo, pues se trata de una novela policíaca con muchas referencias a la novela de Conan Doyle, de Stevenson, de Leblanc... Sólo que adaptado al mundo actual ^^
Re: Crónica de un desfalco
Pues lo espero con impaciencia y ánimo en ese empeño. Un saludo
Janacek Jadehierro- Artesano de juguetes
- Cantidad de envíos : 111
Fecha de inscripción : 23/05/2011
Edad : 55
Localización : Realidad alternativa 9, Chapinería, Madrid
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