Arquímedes, de Venucci. Su humilde servidor.

Se trataba de otra velada tranquila en el lugar donde ya es tradición. Pero algo no iba como debía ser. Durante la última hora Sir Jack Winchester no cesaba de mirar ansioso una nueva adquisición colocada sobre la puerta de entrada, colgando de la fachada. Una Gárgola de pared con forma de dragón que sostenía en su pecho un reloj Ansonia modelo: C.1904. Faltaban escasos segundos para la hora en punto, y la impaciencia se vislumbraba sin reparo en el anfitrión.

En el umbral de la puerta se reunió con Lady Elisabeth. Al parecer no podrían dar a sus invitados la sorpresa que habían anunciado para aquella noche. Jamás se habían tenido que someter a tamaña humillación. Incumplir una promesa realizada a más de treinta personas reunidas por aquel espectáculo.

Alassie, desde el otro lado del recibidor, frunció el entrecejo al ver los rostros de los anfitriones. Fuera lo que fuese lo que hablaban no podía ir bien. Empezaba a enojarse por haber detenido sus compromisos por aquel “descubrimiento del siglo” del que le había hablado Lady Elisabeth.

Justo antes de cerrar la puerta y darlo todo por perdido, la gárgola rugió y su mecanismo interno comenzó a liberar la carga de los pistones que animaban el avatar de piedra. El monstruo exhalaba vapor por sus fosas nasales, y sus ojos chisporroteaban amenazantes.

Todos los asistentes fueron llamados al exterior, realmente aquella joya de la ingeniería funcionaba, aunque con una hora de retraso. Cuando todos se reunieron en torno a la bestia, saltó del muro en que se encontraba alojada Quedando a dos patas delante del público ensimismado con la escena. Con un susurro aterciopelado de relojería desplegó las alas de su espalda manteniéndose a un metro del suelo con el batir de alas.

Las manecillas del reloj giraban presas de una locura que respondía a una carrera temporal galvánica, y giró la pieza de relojería sobre unas bisagras en su costado derecho. En las vísceras del dragón se apreciaban muchos engranajes, válvulas y lo que parecía un camino de baldosas doradas en medio de un paisaje con cielo de plata y árboles de cobre. Una pequeña figura avanzaba por el camino.

Se trataba de un hombre de mediana estatura, ancho de hombros, y con una larga barba azabache y dos bigotes a juego curvados hacia arriba, terminados en punta. Todos sus ropajes venían cubiertos por una larga capa negra que le llegaba hasta los pies. Su rostro tenía como atrezzo un monóculo y una chistera con unas goggles encinchadas.
Tras avanzar los últimos pasos saltó del interior del leviatán, chistera en mano, para hacer una graciosa reverencia. Sir Jack Winchester rompió el hielo.

- Damas y caballeros, tengo el honor de presentarles a…


La gárgola voló en mil pedazos, todos los asistentes consiguieron echarse al suelo a tiempo o cubrirse los rostros. Cuando el humo se disipó pudieron apreciar al nuevo personaje sumergido hasta la cintura en un amasijo de hierro y piedra, con todo el cuerpo cubierto de hollín y un dedo en alto. De las puntas del bigote brotaban dos pequeñas llamas.

- Arquímedes, de Venucci. ((Coff… coff…)) Su humilde servidor.

El pobre Arquímedes no pudo evitar desplomarse después de su presentación.
Finalmente fue el Profesor Frederic Klauss quien puso broche final a tan estrepitosa entrada añadiendo:

- El viejo Arquímedes. Escritor, investigador, esgrimista, economista, jurista y el ingeniero con entradas más triunfales… y peor suerte de toda la historia.

Muy buena intro Arquimedes ( y buen nick, me encanta ese matematico).
Sea bienvenido.

Brillante, una presentación brillante Sea bienvenido caballero, por favor pase y acomódese, cualquier cosa que necesite no tiene más que pedirla.

¡Diablos! ¿Es que no se puede echar una tranquila cabezadit...? Es decir... ¿Es que no puede uno retirarse a meditar traquilamente en este caserón? En fin, por supuesto que no. Que pregunta más tonta. Veo restos de engranajes por el suelo y un nuevo rostro. El señor Arquímedes, ¿no es asi? Reciba mi más cordial saludo, pero por favor, señor Winchester, tenemos salas con paredes de piedra en el sótano que serían más apropiadas para las pruebas de prototipos. A los jardineros va a llevarles una eternidad poner presentable de nuevo este sitio.

Sr. Aguin escribió:¡Diablos! ¿Es que no se puede echar una tranquila cabezadit...? Es decir... ¿Es que no puede uno retirarse a meditar traquilamente en este caserón? En fin, por supuesto que no. Que pregunta más tonta. Veo restos de engranajes por el suelo y un nuevo rostro. El señor Arquímedes, ¿no es asi? Reciba mi más cordial saludo, pero por favor, señor Winchester, tenemos salas con paredes de piedra en el sótano que serían más apropiadas para las pruebas de prototipos. A los jardineros va a llevarles una eternidad poner presentable de nuevo este sitio.

Hablando de jardineros, creo que ha llegado el momento de poner las fotos de parte del servicio del caserón (mayordomo, ama de llaves, jardineros, doncellas...). Lady Elizabeth y yo nos dedicaremos hoy a buscar las fotos y esta noche abriremos un tema para mostrárselas.

Reciba un cordial saludo señor Arquimedes.
Me han hablado mucho de usted, un gran matematico sin duda, entre otras cosas.
No obstante, no se preocupe, seguro que tal explosion ha sido debido a un caso, muy comun de giroscopios modelo Hessenberg ¿ha probado en utilizar los modelos 1.2 brauli? son muy comunes, pero muy volatiles, es un fallo muy tipico, a mi me ha pasado muchas veces, en vez de eso, le recomiendo los Estabilizadores giroscopicos semi-rigidos del modelo Greyffus & brothers tipo A3.
Unos cuantos Vaporbots Jeffersons estan recogiendo los escombros y reconstruyendo su gargola, no, no se preocupe, le estamos realizando una puesta a punto y aplicandole algunos sistemas de defensa cortesia de la A.Obscura.

Saludos!

Por cierto ¿le apetece una taza de café?

Sea bienvenido, a pesar de tan desafortunado comienzo, al caserón. Permítame que apague sus bigotes, no queremos más desgracias por hoy (quizás lo he dicho demasiado rápido...).

Nos ha dado un buen susto, espero que lo siguiente que nos dé sean alegrías, así que tenga cuidado con esas piezas rotas junto a su pie derecho y pasemos al salón para reponernos con una taza de té.

Bienvenido, caballero. Una entrada de lo más inusual, no me cabe la menor duda de que será recordada durante mucho tiempo. Veo que ya alguien ha encargado un refrigerio. Por favor, únase a nosotros.... Aunque tal vez prefiera refrescarse antes y quitarse de encima todo ese hollín.

Desde luego una entrada espectacular, eso no lo puede negar nadie. Recuerdo aquella explosión como si fuese ayer... ¡Caramba de hecho fue ayer!
Siento que no pudiera quedarme a tomar té y pastas, pero temía que las sacudidas a los cimientos hubiesen dañado el procesado de cristales reflectantes espectromáticos de doble cuadrante Hotchkins que estaba teniendo lugar en mi laboratorio.
Coincido con mi colega el Profesor Klauss en que los giroscopios Hesenberg son altamente inestables cuando sometidas a altas presiones causadas por dobleces temporales aunque yo no suelo recomendar las modelo Greyfuss, me parecen exageradamente grandes para su función y estéticamente horrendos. Prefiero el modelo Granotta de la fábrica italiana Romanetti e Figlie. Mucho más estilizados y favorecedores en cualquier diseño, donde va a parar.
Perdone, tiendo a dispersarme verbalmente.
Aunque ya se lo dije al entrar al caserón tras la explosión y comprobar que se encontraba usted bien, se lo repito:
Sea más que bienvenido, y no dude en preguntar y pedir lo que pudiera necesitar.
Un saludo compañero.

Saludos y bienvenido caballero, me ha encantado su presentación. Realmente original y simpatica. Creo que aun puede disfrutar de alguna de las pasta que han queddo intactas y de una buena taza de té caliente. Disfrute de su estancia en el foro.

Qué aterrizaje accidentado, Venucci. ¿Ya se encuentra mejor?
Si me permite la pregunta: ¿qué ha sido de la gárgola, pobre criatura?

Bienvenido al engranaje dorado