Truco de la sonrisa cosida. Parte uno
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Truco de la sonrisa cosida. Parte uno
Les voy a poner aquí un proyecto de historia que ya llevaba tiempo rodando por mi cabeza con magia, intriga y golpes (como no). Quiero decir que aunque el protagonista sea mago, no revelare trucos ni mostrare lo denominado Gimnick en ningún momento.
Dicho esto, empieza lo que bautiza como “El truco de la sonrisa cosida”
Capitulo 1º ¿Es esta tu carta?
El aire de Ucronia estaba mezclado con el denso humo de las maquinas de vapor y la pestilencia de los cubos de basura de cualquier callejón de un bar; Notaba como la pestilencia entraba por mis fosas y llegaba a mis pulmones para ser distribuido por mi acelerada sangre, mi cuerpo estaba tenso pero relajado a la vez, mis ojos encaraban aquel sujeto que poseía una Winchester que apoyo en mi nariz.
-¿No podemos legar a un acuerdo?- El pistolero sonrío y miro a su jefe que andaba contando el dinero que le había ganado justamente en la partida de póker... “Dios salve los pintajes” pensé al recordar como le cambiaba las cartas sin que se diesen cuenta...
-¿Como lo hiciste?- Dijo el jefe que pude reconocer como el jefe de una fabrica de vapor- No bajaste las manos ni barajaste en ningún momento ¿Que clase de tahúr eres?
-Ninguno- Busque mi bombín y me lo recoloque en mi corto pelo de Ebano, mientras hablaba pensaba en como salir de aquí- Soy un prestidigitador.
La risa de los sicarios retumbo por el mojado adoquinado de la ciudad.
-Que os haga un truco- el jefe me lanzo un estuche de cartas y se fue- Y luego matadle.
“Ese idiota me ha dado mi ganzúa y no lo sabe” me apoye en mi rodilla y volví a sostenerme sobre mis dos zapatos negros, mis ojos verdes detectaron el numero de sicarios, tres para ser exactos, el pistolero, uno que tenía mi querido bastón y otro que más que humano parecía un Golem de puro músculo. Sin darme cuenta ya había abierto la baraja y ya había mezclado y puesto el seis de tréboles encima de la baraja.
-Bien coje una carta, la que quieras- tras cogerla le di la baraja y me di la vuelta- baraja tu por favor- ya me había colocado mi anillo en el dedo.
-Toma- el sicario me devolvió la baraja-
-Que clásico- el pistolero ya había enfundado su pistola
- Cierto- arquee las cartas- pero yo lo hago de otra manera.
N lo que se tarda en reaccionar, lance las cartas en acordeón hacia el que tenía mi bastón, la marca del seis de tréboles le quedo marcada en la frente tras el puñetazo que le di en la frente.
-¿Es esta tu carta?- sin pararme le arrebate mi bastón y toda la fuerza de una punta de cobre fue a parar a la cara del musculoso sicario por gentileza de mi bastón, con el giro aproveche para darle una patada en la cabeza al pistolero, en menos que el vapor sale de la caldera había tirado a tres sicarios al suelo. “Estoy oxidado”, antes de que se recuperasen salí del callejón, era la hora de hablar con el cliente...
Salí del callejón y me encontré en una calle bastante concurrida, ideal para huir si me camuflaba, saque del chaleco mí mascara Krump, una mascara ideal para zonas toxicas o sin aire. “Auque también es ideal para camuflarse” Me puse mis googles y el contacto con el cuero gastado y volver a ver a través de las lentes oscuras redujo mi pulso, con la mascara puesta parecía un mero “Steamata”, mientras observaba como los sicarios ya recuperados de la mágica paliza andaban tras mi persona, observe como los mercados eran el mejor ejemplo de como el ser humano había evolucionado en este tiempo, al lado de los puestos de comida se podían comprar Golem de vapor en miniatura, los obreros miraban las ultimas mascaras para el duro trabajo de las minas, unos caza recompensas buscaban nuevas armas para limpiar el mundo de escoria... Me acerque al puesto de relojes donde estaba mi cliente, vi como los sicarios se estaban peleando con unos pilotos de Zeppelines, el dependiente del puesto apareció para ver la pelea.
-¿Que hacen?- Al verme el dueño sonrió- ¿que desea un Steamata de este humilde puesto de relojes?
Aunque no me pudiese por la mascara, sonreí, le mostré mis manos vacías las junte, froté y un as de tréboles apareció en la punta de mis dedos, el dependiente al ver el As sonrió.
-¡Ah! Eres tu, toma- me devolvió mi fiel maleta y se quito el delantal- Sígueme.
Le agarre del brazo y negué con la cabeza, señale a los sicarios que intentaban que un piloto de zeppelines se quitase la mascara pues, como llevaba la misma ropa que yo, le confundieron conmigo.
-Tranquilo, tú acompáñame.
Acaricie a mi fiel compañera y me puse la cinta en un hombro para llevarla más fácilmente, James el relojero me llevo a un Autocarruaje, nos subimos y dijo una dirección que no pude oír debido a que se encendió con un rugido el mecanismo de locomoción del aparato, cuando emprendimos el camino James cerro las ventanas del aparato y sentó enfrente de mi debido a que mi sitio lo ocupé con mi maleta y mi bastón...
-Ya se puede quitar las googles, estamos seguros...
-¡Por fin!- Me quite rápidamente las googles y la mascara ante la cara de sorpresa del relojero.
-¿Tu no eres...
- No, no soy de esos, estas son de un amigo.
-¿Que le pasó?
-¿Sabes la leyenda de los Steamata?
-¿Lo que les cosen la boca para no revelar sus secretos?
-Si
-¿se lo quiso quitar?- asentí- ¿Por que?
Respire hondo y sonreí.
-Decía que no le dejaban sonreír.
Fín capítulo 1.
Dicho esto, empieza lo que bautiza como “El truco de la sonrisa cosida”
Capitulo 1º ¿Es esta tu carta?
El aire de Ucronia estaba mezclado con el denso humo de las maquinas de vapor y la pestilencia de los cubos de basura de cualquier callejón de un bar; Notaba como la pestilencia entraba por mis fosas y llegaba a mis pulmones para ser distribuido por mi acelerada sangre, mi cuerpo estaba tenso pero relajado a la vez, mis ojos encaraban aquel sujeto que poseía una Winchester que apoyo en mi nariz.
-¿No podemos legar a un acuerdo?- El pistolero sonrío y miro a su jefe que andaba contando el dinero que le había ganado justamente en la partida de póker... “Dios salve los pintajes” pensé al recordar como le cambiaba las cartas sin que se diesen cuenta...
-¿Como lo hiciste?- Dijo el jefe que pude reconocer como el jefe de una fabrica de vapor- No bajaste las manos ni barajaste en ningún momento ¿Que clase de tahúr eres?
-Ninguno- Busque mi bombín y me lo recoloque en mi corto pelo de Ebano, mientras hablaba pensaba en como salir de aquí- Soy un prestidigitador.
La risa de los sicarios retumbo por el mojado adoquinado de la ciudad.
-Que os haga un truco- el jefe me lanzo un estuche de cartas y se fue- Y luego matadle.
“Ese idiota me ha dado mi ganzúa y no lo sabe” me apoye en mi rodilla y volví a sostenerme sobre mis dos zapatos negros, mis ojos verdes detectaron el numero de sicarios, tres para ser exactos, el pistolero, uno que tenía mi querido bastón y otro que más que humano parecía un Golem de puro músculo. Sin darme cuenta ya había abierto la baraja y ya había mezclado y puesto el seis de tréboles encima de la baraja.
-Bien coje una carta, la que quieras- tras cogerla le di la baraja y me di la vuelta- baraja tu por favor- ya me había colocado mi anillo en el dedo.
-Toma- el sicario me devolvió la baraja-
-Que clásico- el pistolero ya había enfundado su pistola
- Cierto- arquee las cartas- pero yo lo hago de otra manera.
N lo que se tarda en reaccionar, lance las cartas en acordeón hacia el que tenía mi bastón, la marca del seis de tréboles le quedo marcada en la frente tras el puñetazo que le di en la frente.
-¿Es esta tu carta?- sin pararme le arrebate mi bastón y toda la fuerza de una punta de cobre fue a parar a la cara del musculoso sicario por gentileza de mi bastón, con el giro aproveche para darle una patada en la cabeza al pistolero, en menos que el vapor sale de la caldera había tirado a tres sicarios al suelo. “Estoy oxidado”, antes de que se recuperasen salí del callejón, era la hora de hablar con el cliente...
Salí del callejón y me encontré en una calle bastante concurrida, ideal para huir si me camuflaba, saque del chaleco mí mascara Krump, una mascara ideal para zonas toxicas o sin aire. “Auque también es ideal para camuflarse” Me puse mis googles y el contacto con el cuero gastado y volver a ver a través de las lentes oscuras redujo mi pulso, con la mascara puesta parecía un mero “Steamata”, mientras observaba como los sicarios ya recuperados de la mágica paliza andaban tras mi persona, observe como los mercados eran el mejor ejemplo de como el ser humano había evolucionado en este tiempo, al lado de los puestos de comida se podían comprar Golem de vapor en miniatura, los obreros miraban las ultimas mascaras para el duro trabajo de las minas, unos caza recompensas buscaban nuevas armas para limpiar el mundo de escoria... Me acerque al puesto de relojes donde estaba mi cliente, vi como los sicarios se estaban peleando con unos pilotos de Zeppelines, el dependiente del puesto apareció para ver la pelea.
-¿Que hacen?- Al verme el dueño sonrió- ¿que desea un Steamata de este humilde puesto de relojes?
Aunque no me pudiese por la mascara, sonreí, le mostré mis manos vacías las junte, froté y un as de tréboles apareció en la punta de mis dedos, el dependiente al ver el As sonrió.
-¡Ah! Eres tu, toma- me devolvió mi fiel maleta y se quito el delantal- Sígueme.
Le agarre del brazo y negué con la cabeza, señale a los sicarios que intentaban que un piloto de zeppelines se quitase la mascara pues, como llevaba la misma ropa que yo, le confundieron conmigo.
-Tranquilo, tú acompáñame.
Acaricie a mi fiel compañera y me puse la cinta en un hombro para llevarla más fácilmente, James el relojero me llevo a un Autocarruaje, nos subimos y dijo una dirección que no pude oír debido a que se encendió con un rugido el mecanismo de locomoción del aparato, cuando emprendimos el camino James cerro las ventanas del aparato y sentó enfrente de mi debido a que mi sitio lo ocupé con mi maleta y mi bastón...
-Ya se puede quitar las googles, estamos seguros...
-¡Por fin!- Me quite rápidamente las googles y la mascara ante la cara de sorpresa del relojero.
-¿Tu no eres...
- No, no soy de esos, estas son de un amigo.
-¿Que le pasó?
-¿Sabes la leyenda de los Steamata?
-¿Lo que les cosen la boca para no revelar sus secretos?
-Si
-¿se lo quiso quitar?- asentí- ¿Por que?
Respire hondo y sonreí.
-Decía que no le dejaban sonreír.
Fín capítulo 1.
Última edición por Sir Omim Pierrot el Dom Mayo 15, 2011 5:38 pm, editado 2 veces
Sir Omim Pierrot- Aprendiz de cobre
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Fecha de inscripción : 08/05/2011
Localización : En cualquier lugar donde mis servicios sean requeridos.
Re: Truco de la sonrisa cosida. Parte uno
Rápido, conciso, con acción, juego de diálogos... Un poco corto, tal vez, para mi gusto, pero bueno, nunca llueve a gusto de todo Debo decirle que está bastante bien llevado.
Re: Truco de la sonrisa cosida. Parte uno
Perdone Leo, pero es que me mría de ganas de poner esta parte, cuando puedo pongo todo el capitulo...
Las ganas pudieron, lo soiento...
Las ganas pudieron, lo soiento...
Sir Omim Pierrot- Aprendiz de cobre
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Re: Truco de la sonrisa cosida. Parte uno
Me gusta, quiero la continuación. También agradezco el detalle de que con una historia no muy larga en seguida nos introduzca en un mundo steampunk que parece estar ya muy pensado, sin dar largas descripciones.
Lady Darkdragonfly- Mecánico de mantenimiento
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