La Titánica
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La Titánica
Puede que recuerden el relato El Coloso: https://thegoldengear.forosactivos.net/t506-el-coloso?highlight=coloso
Pues, como el señor von Krupp me picó (como siempre ), esta vez, a hacer una trilogía, presento La Titánica.
Había una vez un mundo llamado Tierra Media. La Tierra Media era llamada así porque vivía entre dos mundos: la Tierra Baja, y la Tierra Alta.
En la Tierra Alta vivían los llamados Caelestis, o Celestiales; y vivían en armonía con todos los seres. Por estar en lo más alto, más allá de cualquier techo, podían ver todo lo que sucedía bajo ellos y por eso siempre ayudaban y protegían a todos los mundos. Eran superiores a todos, seres espirituales, inmortales y libres de lo físico; pero siempre eran condescendientes y dispuestos a humillarse inclinándose a tratar con los demás.
Los de la Tierra Baja, los llamados Océanus, o Marinus, por vivir en el fondo marino, y por estar tan alejados de los demás, eran los más misteriosos y difíciles de ver; pero también eran muy importantes, porque era una longeva raza consagrada a cuidar y proteger todas las tierras y todos los mares. Era gracias a ellos que se disfrutaba de salud y seguridad en el planeta. Y era gracias a ellos que la vida seguía su curso en la superficie.
Y los de la Tierra Media, los llamados Humanos, o simplemente Hombres, eran los privilegiados. Su cometido en el orden mundial era ayudar a proteger y cuidar las cosas vivas de la tierra firme, ayudando donde a los Océanus les costaba llegar. Eran seres físicos y materiales, eternamente protegidos entre la Tierra Baja y la Tierra Alta y tan felices que pronto decidieron olvidarse de sus tediosas obligaciones para acomodarse y vivir para sí mismos.
Y, sin darse cuenta, su longeva vida se fue reduciendo sensiblemente a lo largo de los siglos. Dejaron de vivir mil años, dejaron de vivir quinientos años, dejaron de vivir cien años; y ahora tienen suerte si llegan a los ochenta, o los noventa.
Sin embargo, vivieron independientes, materialistas, dirigiendo sus propios pasos durante milenios. Se dividieron en razas para poder reconocerse como diferentes y saber cómo trazar las fronteras de sus territorios; luego de sus tribus, sus países, y finalmente naciones, potencias, aún imperios…
Tras conquistar todas las tierras conocidas, las dos mayores potencias llegaron a un nivel tecnológico tan alto que decidieron que había llegado el momento de celebrarlo construyendo la mayor obra de ingeniería de la Historia, para que esta atravesase el mundo entre ellas, demostrando a todos a quiénes había que temer.
Y así, tras varios años de trabajo, construyeron una ciudad flotante llamada Titánica. Su objetivo sería viajar por todo el mundo acuchillando los mares en el pecho con su enorme velocidad, abofeteando los cielos en la cara con su increíble altura.
Su viaje inaugural tenía como objetivo ir de la capital de una nación, a un lado del mayor océano del mundo, a la capital de la otra nación, al otro lado.
Pero, al no recordar ya a los Océanus, que no habían dejado de observarlos, no entendieron por qué, al tercer día de viaje, la Titánica se vio inesperadamente llevada por el fuerte viento en una dirección diferente a la trazada.
Y, al no recordar ya a los Caelestis, que no habían dejado de observarlos, no entendieron por qué, al tercer día de viaje, la Titánica fue inesperadamente apuñalada desde el fondo marino por una fuerte cuchilla con forma de bloque de hielo, mientras ellos festejaban a bordo su poderío.
Por eso la Titánica yacerá eternamente entre los Océanus; por eso el recuerdo de la Titánica nunca vivirá entre los Caelestis.
Pues, como el señor von Krupp me picó (como siempre ), esta vez, a hacer una trilogía, presento La Titánica.
Había una vez un mundo llamado Tierra Media. La Tierra Media era llamada así porque vivía entre dos mundos: la Tierra Baja, y la Tierra Alta.
En la Tierra Alta vivían los llamados Caelestis, o Celestiales; y vivían en armonía con todos los seres. Por estar en lo más alto, más allá de cualquier techo, podían ver todo lo que sucedía bajo ellos y por eso siempre ayudaban y protegían a todos los mundos. Eran superiores a todos, seres espirituales, inmortales y libres de lo físico; pero siempre eran condescendientes y dispuestos a humillarse inclinándose a tratar con los demás.
Los de la Tierra Baja, los llamados Océanus, o Marinus, por vivir en el fondo marino, y por estar tan alejados de los demás, eran los más misteriosos y difíciles de ver; pero también eran muy importantes, porque era una longeva raza consagrada a cuidar y proteger todas las tierras y todos los mares. Era gracias a ellos que se disfrutaba de salud y seguridad en el planeta. Y era gracias a ellos que la vida seguía su curso en la superficie.
Y los de la Tierra Media, los llamados Humanos, o simplemente Hombres, eran los privilegiados. Su cometido en el orden mundial era ayudar a proteger y cuidar las cosas vivas de la tierra firme, ayudando donde a los Océanus les costaba llegar. Eran seres físicos y materiales, eternamente protegidos entre la Tierra Baja y la Tierra Alta y tan felices que pronto decidieron olvidarse de sus tediosas obligaciones para acomodarse y vivir para sí mismos.
Y, sin darse cuenta, su longeva vida se fue reduciendo sensiblemente a lo largo de los siglos. Dejaron de vivir mil años, dejaron de vivir quinientos años, dejaron de vivir cien años; y ahora tienen suerte si llegan a los ochenta, o los noventa.
Sin embargo, vivieron independientes, materialistas, dirigiendo sus propios pasos durante milenios. Se dividieron en razas para poder reconocerse como diferentes y saber cómo trazar las fronteras de sus territorios; luego de sus tribus, sus países, y finalmente naciones, potencias, aún imperios…
Tras conquistar todas las tierras conocidas, las dos mayores potencias llegaron a un nivel tecnológico tan alto que decidieron que había llegado el momento de celebrarlo construyendo la mayor obra de ingeniería de la Historia, para que esta atravesase el mundo entre ellas, demostrando a todos a quiénes había que temer.
Y así, tras varios años de trabajo, construyeron una ciudad flotante llamada Titánica. Su objetivo sería viajar por todo el mundo acuchillando los mares en el pecho con su enorme velocidad, abofeteando los cielos en la cara con su increíble altura.
Su viaje inaugural tenía como objetivo ir de la capital de una nación, a un lado del mayor océano del mundo, a la capital de la otra nación, al otro lado.
Pero, al no recordar ya a los Océanus, que no habían dejado de observarlos, no entendieron por qué, al tercer día de viaje, la Titánica se vio inesperadamente llevada por el fuerte viento en una dirección diferente a la trazada.
Y, al no recordar ya a los Caelestis, que no habían dejado de observarlos, no entendieron por qué, al tercer día de viaje, la Titánica fue inesperadamente apuñalada desde el fondo marino por una fuerte cuchilla con forma de bloque de hielo, mientras ellos festejaban a bordo su poderío.
Por eso la Titánica yacerá eternamente entre los Océanus; por eso el recuerdo de la Titánica nunca vivirá entre los Caelestis.
Re: La Titánica
Bravo herr Doktor, bravísimo.
Picarse siempre es bueno cuando se consiguen resultados así.
Pues, como el señor von Krupp me picó (como siempre ), esta vez, a hacer una trilogía, presento La Titánica.
Picarse siempre es bueno cuando se consiguen resultados así.
Viktor von Krupp- Catedrático malvado
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Fecha de inscripción : 04/05/2011
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